jueves, 13 de febrero de 2014

Las enseñanzas de Don Juan - COMENTARIO

Antes de empezar, me gustaría aclarar que mi comentario, se basará en dos posturas, desde la del protagonista y la del maestro, en este caso Don Juan.
Muchas veces, buscando en las experiencias de la vida; nos trazamos una meta, asociada a nuestros gustos, relaciones amicales, trabajo, familiares o diferentes áreas; y muchas veces hemos escuchado que antes de emprender algo nuevo, seamos valientes para enfrentar los retos a los cuales no vamos a someter; pero sinceramente, muchas veces aparentamos una falsa valentía, cuando en realidad lo primero que sentimos es miedo a estas cosas nuevas o a dichas experiencias novedosas y es lo que evidenciamos en la lectura; el protagonista, fue sometidos a muchos retos y pruebas, y eso me hace pensar en las personas que vendrán a nuestra consulta; muchos de ellos, vendrán solo para que sean escuchados, como que otros que realmente busquen un apoyo o conocer algo que podrá ayudar en sus situaciones habituales; ahora, porque digo que Carlos Castaneda es como un cliente, porque muchas buscarán personas idóneas, quienes le enseñaran algo y contribuirán a modificar su conducta o problema; y por parte del orientador, serán sometidos a algunas tareas y programas para contrarrestar cierto grado de dificultad en ellos; es así que ellos podrán sentir ciertos miedos y al principio sentirán que no podrán lograrlo o tendrán muchas dudas; es así que tomamos a Gerard Egan en su libro “El Orientador Experto”, donde afirma que una de las destrezas del orientador, es animar al cliente a poder lograr y pensar las mejoras que obtendrá luego de conseguir su objetivo.
Por otro lado, todas las experiencias que pudo pasar Carlos Castaneda, cada experiencia en nosotros, deja siempre un aprendizaje (y cada reto anteriormente mencionado, que emana e implica un miedo de por medio), y muchas de las situaciones que vamos a escuchar, quién sabe también las hemos pasado nosotros, y todas las enseñanzas que recibía el protagonista, en cierta manera las ha vivido también su maestro; y eso me lleva a pensar a nosotros; una de las destrezas que menciona también Gerard Egan es que nosotros tenemos esa libertad de poder comentar al cliente nuestra experiencia y como lo superamos, pero debemos tener mucho cuidado; y Don Juan tuvo bastante cuidado de qué contaba o mostraba y que cosas no, porque deseaba cargar a su discípulo, pues sabía que las situaciones que él había experimentado, eran fuertes y aún no se sentía preparado para escucharlas, así que las tareas iban de a pocos.
Entonces podemos ver que como futuros orientadores, tenemos una gran responsabilidad, si bien es cierto Don Juan no era el ser más empático, por su forma, hasta cierto punto, imperativa de enseñar; anhelaba cuidar a su discípulo y prepararlo muy pacientemente y a su tiempo para evitar que el mismo, sufriera algún tipo de daño, ya que lo que enseñaba era algo muy serio.
En conclusión, entonces podemos decir, que para poder ser empáticos, no basta ponernos en el lugar de la otra persona, sino ir más allá y realmente sentir y parafrasear lo que él siente, que signifiquemos un espejo para el cliente y perciba que realmente estamos con él y también queremos ayudarle.
Por otro lado; ser prudentes y saber percibir las habilidades del cliente para no producir en él frustración porque no pudo realizar una tarea o programa que le comentamos hacer; entonces debemos ser cuidadosos y animarle con sus destrezas y habilidades para poder fortalecer sus emociones u otra área implicada.

Podemos ver entonces que debemos percibir las situaciones de diferentes puntos de vista y observar mejor nuestra postura y mejorar algunas falencias (desde el punto de vista del cliente) y aprender a discernir las habilidades del cliente y fortalecerlas o emprender el siguiente nivel (en el caso del orientador). 

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